viernes, 30 de diciembre de 2011

Tercer día en Londres.

Las letras estaban algo bailadas y a la T le faltaba el palito, pero se leía: te quiero.
-¿Me quieres?
-Sí, con toda mi alma, con todos los cubiertos comprados en ikea y con toda la porcelana cara de mi abuela. Sé que no soy ni el más guapo ni el más listo, que al despertar tengo mala leche y odio que no te guste el fútbol. Pero también sé que eres mi condimento perfecto, el ingrediente mágico que endulza mi vida. Y sin ti... me moriría..
-¿De hambre?
- De pena. porque cuando me despierto y veo que no estás en la cama, me asusto y no vuelvo a dormir hasta que entiendo que sólo has ido al baño. ¡yo sin ti me muero!
-¿...De pena?
-¡Y de hambre! porque sabes que yo de ti me lo como todo (hasta los huesos). me encanta saborearte los labios, morderte las orejas y lamerte de pies a cabeza. Anoche cuando dormías te comí el corazón con patatas. Y creo que no te importa demasiado porque sabes que siempre tendré la despensa llena de sopa de letras para decirte cuánto te quiero.











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